Colección Otro cuerpo
Serie Articulaciones

Este espacio estará reservado para trabajos que podrían llamarse interdisciplinarios, o interteóricos, pero que procurarán reflejar de manera amplia cierto círculo de ideas (más que un estado de situación) en relación con el cuerpo, las prácticas corporales, el sujeto, la enseñanza, la ciencia. Trabajos, en todo caso, que interesan a nuestra investigación y ella no puede resolver por sí sola, o no conviene que lo haga de esa manera.
En toda sociedad de sujetos hablantes, el cuerpo, particularmente, lleva las marcas de cuanto se ha dicho de él. Sobre todo cuando los dichos se han dicho desde discursos prestigiosos como la ciencia, la filosofía, el arte, la religión. Nada de lo que el cuerpo hace en las prácticas escapa a sus marcas, aunque la particularidad con que actúa en ellas provoque modificaciones en las reglas y los usos.
De modo que un programa que haga del cuerpo el objeto de su investigación no puede no estar al tanto de la actualidad de los discursos que lo marcan. Por otra parte, siempre es preciso contrastar la heurística propia con otras heurísticas posibles. Tanto más en el caso del cuerpo, al que ahora las ciencias llamadas sociales procuran dar un estatuto menos “sustancializado” que el que le han impuesto las ciencias médicas.
Curiosamente, lo intentan al tiempo que rechazan la ruptura epistemológica que la física matemática produjo a principios del siglo XX, y los intentos de pensar lo humano con su razón (véanse los fracasos de Lévi-Strauss y Lacan). Y es curioso porque es esa física la que ha desmentido la solidez y la realidad de la sustancia. Ergo del cuerpo.
Es también en esa física que se produjo la ruptura que cambió el pensamiento y la razón. La epistemología que la estudia muestra que el pensamiento de la ciencia contemporánea no se funda en la unidad de la razón sino que se distingue «por una enorme potencia de integración y una extrema libertad de variación» (Bachelard, 1965, p. 28).
Quienquiera que quiera seguir esa razón, arriesgada y continuamente reformada, debe estar atento a sus cambios y al cambio de su relación con otras razones. Hacerlo nos impone prever un lugar en que inscribir los encuentros y contrastes con otras posiciones teóricas y epistemológicas, respecto del estatuto a dar a un cuerpo finalmente sustraído a su supuesta naturaleza.
La caída de la unicidad de la razón, tan cara a los siglos XVIII y XIX, cambió la relación de la ciencia con la filosofía y también la relación entre las ciencias. Ya no se trata de ajustar los objetos a un patrón de razón, sino de buscar la razón de cada objeto. En nuestro caso, por ejemplo, no se trata ya de hallar el cuerpo, sino de definir un cuerpo que realmente opere en nuestro campo de operaciones.
Y de igual modo la sociología, la antropología, el psicoanálisis o la medicina. Incluso, claro, la filosofía. Si, como pensaba Lacan (1973, p. 17), el cuerpo “en tanto que lo creemos vivo” (y hay que atender a la aclaración), es “algo mucho más difícil que lo que saben los anatomofisiólogos” -que sin duda lo es- bien puede ser que “sólo se pueda pensar el cuerpo no limitándose al cuerpo”, como sugiere Loraux (2003, p. 13).

Bibliografía
Bachelard, G. (1965). L’activité rationaliste de la physique contemporaine. PUF.
Lacan, J. (1973). Le Seminaire. Livre XXI. Clase del 20 de noviembre de 1973. (traducción de Alfredo Eidelsztein). http://staferla.free.fr/.
Loraux, N. (2003). Las experiencias de Tiresias. Lo femenino y el hombre griego. Biblos.

Actualemente no hay publicaciones en esta categoría.